lunes, 25 de agosto de 2014

Rana-Man Vs. Amargarita

Una vez más, amanecía en Rocket City, conocida por ser la ciudad más grande del país. Los pájaros cantaban, la gente seguía con su vida, el sol brillaba en el cielo...
Scott se levantó de la cama y arrastró sus pies por la desordenada habitación en la que solía pasar las noches durmiendo. Vivía en un apartamento algo pequeño, aun así eso no impedía a Scott hacer el vago y dejarlo todo desordenado.



—Puta vida—dijo como todas las mañanas, aunque luego se le pasaba.



Despues de levantarse se dirigió a prepararse el desayuno, pero en ese momento llamaron a la puerta.



—¿Quién es?—preguntó.
—Somos de la policía—dijeron desde el otro lado de la puerta—. Necesitamos que nos digan como están sus plantas.
Scott se empezó a poner nervioso porque no estaba seguro a qué tipo de plantas se referían.
—No... no tengo plantas—mintió.
—Vale. Es que nos informan por comisaría que hay un problema con las plantas de esta zona, y estamos investigando.


Después de esto Scott se dirigió de nuevo a la cocina, a ver si podía desayunar de una vez. Pero no, en ese momento llamaron al teléfono. Scott comenzó a gruñir de rabia y cogió el teléfono. Era la señora Eyston, la casera del piso en el que vivía de alquiler.


¿Diga?—contestó
—Scott, soy yo, Cindy.
—¿Qué quiere?—dijo muy serio.
—¿Cómo están tus plantas?
—¿Eh? Están bien, tirando, ¿por?
—Nada, nada. Es que esta mañana me he encontrado mis plantas muertas y no sé por qué. Las he estado analizando pero nada.
Pues siga analizando, anda...
—Estoy muy ocupada ahora. Por cierto, ¿puedes cuidar mañana de los niños? Mi marido y yo tenemos cosas que hacer.
—Bueno, ya veré. Enga, adiós—dijo harto.



Scott colgó y se hizo por fin su desayuno, y después de eso no hizo nada más interesante en todo el día. Hasta que llegó la noche.
Scott a primera vista puede parecer un tipo algo pringao, con unas pintas de que cuando lo ves te cambias de acera por si te atraca. Pero, cuando se pone su traje deja de ser Scott para ser Rana-Man. Aunque lo parezca a simple vista, Rana-Man no es un superhéroe: ni combate el crimen, ni ayuda a la gente ni nada. Bueno, a alguien si que ayuda: a los drogadictos a colocarse. Sí, Scott era camello, y la verdad... Rana-Man también es un pringao.
Rana-Man estaba intentando vender.



—Venga ya, tronco, ¿cómo que no la quieres?
—No tengo dinero...—se excusó el drogadicto.
—Pero si está barata, y a ti te hago descuento.
—Que no, que me dejes.



El cliente fallido se fue por el callejón. Rana-Man se iba ya a otra parte, pero escuchó un grito por el callejón por donde se fue el drogadicto, y fue a ver qué pasaba.


—¡¿Pero qué carajo?!—gritó Rana-Man.
La extraña chica le miró de arriba a abajo.
Tío, ¿qué haces con ese disfraz?
—Es para que la poli no me reconozca. Tengo un trabajo complicado.
¿Tienes poderes?
—Eh... sí—contestó Scott—. Aunque son un poco caca.
—Mola. Yo puedo puedo crear plantas y controlarlas.
Ah, antes me hablaron de que había un problema con las plantas, ¿eras tú?
Sí, supongo.
Mola.
Oye, ¿tú no eres uno esos que se llaman superhéroes, no?—preguntó la chica.
—Qué va.
—Suena bien eso, entonces... ¿Te gustaría venir a hacerle una visita al alcalde de la ciudad? Tengo que hablar con él.
—Oh, vale. Ya de paso le puedo pedir que legalice la marihuana, me ahorraría mucho trabajo.
—Eres un poco tonto. Por cierto, me llamo Amargarita.



Rana-man y Amargarita se dirigieron al edificio donde se encontraba el alcalde de la ciudad. Mientras lo hacían, Amargarita le iba enseñando su poder a Rana-man: podía hacer aparecer todo tipo de plantas de la nada, y además podía absorber energía de otras plantas, lo que aumentaba su poder. Rana-man se sorprendió bastante de lo que podía hacer, incluso se asustó un poco de lo poderosa que era. Finalmente llegaron al despacho del alcalde.



—Bien, detrás de esta puerta, en esta habitación, se encuentra el alcalde—explicó Amargarita—. Yo voy a entrar, tu quédate aquí vigilando, ¿vale?
—Vale, tronca. Jeje. ¿Lo pillas? "Tronca".
Jooodeeer...—mientras decía eso abrió la puerta y entró.



Rana-man se quedó esperando en la puerta un cuarto de hora, pero tanto tiempo sin hacer nada empezó a aburrirle, por lo que decidió entrar a ver qué estaba pasando.



—Tía, Amarga, que me aburro ahí afuera y... ¡¿PERO QUÉ COÑO?!



—¿Qué?—preguntó mientras se limpiaba la boca de sangre.
¡¿Por qué te estás comiendo al alcalde?!
—Eh... no sé, está rico.
¿Y ahora cómo le pido yo que legalice la marihuana?
—No te preocupes, al comérmelo he absorbido su poder de alcalde.
Qué dices. Las cosas no van así, loca caníbal.
Afuera en la calle comenzaron a oírse coches patrulla y sus sirenas.
Les habla la policía. Tenemos el edificio rodeado. No opongan resistencia, es inútil.
Hostia, la policía—dijo Amargarita asustada—. ¡Eh, tú! ¿A donde vas?
Pilló a Rana-Man saliendo por el conducto de la ventilación. Escapando.
—Cabrón, ¿me vas a dejar aquí sola?




lunes, 18 de agosto de 2014

La inteligente Sra. H.A.T (1)

Las últimas luces de las viviendas de Rocket City comenzaban a apagarse, pues era ya de noche, de madrugada, además. Pero aún se podía ver una luz, una luz que llevaba encendida desde principios de noche, y que parecía que no pretendían apagarla hasta que el Sol saliese de nuevo. Esa luz provenía del sótano de la casa de los Eyston. Lugar donde la Sra. Eyston trabajaba en algo bastante importante.

viernes, 15 de agosto de 2014

Poor man (2)

Cada día veo en las televisiones de los escaparates a gente que se hace llamar "superhéroes". Personas con algún tipo de habilidad o poder especial que se dedica a ayudar a la gente sin pedir nada a cambio. La verdad es que la mayoría me parecen unos tontolnabos, pero hay algunos que son admirables. Son los que hacen de esta sociedad de mierda algo mejor, y lo hacen porque quieren, sin que nadie se lo pida. Así me gustaría ser yo. Quiero ser un superhéroe; salvar a la gente, ayudarla, luchar contra los malos y todas esas cosas. Aunque claro, yo no tengo poderes ni mierdas, solo soy un pobre vagabundo que más bien necesita que le ayuden a él y no al revés. Pero es que, joder, siempre me estoy quejando, y quejarse y no hacer nada es de esas cosas que odio. A tomar por saco, voy a ser un superhéroe.

Ya lo tengo todo planeado, esta noche buscaré algo de ropa por los contenedores de la ciudad para hacerme un traje. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Yo no tengo ese poder, pero quiero tener esa responsabilidad.

Cagonlaputa.





<-- Relato anterior (Poor man 1)